Este es el pueblo histórico que Carlos V visitó en siglo XVI y que 500 años después sigue celebrando su llegada: te contamos cuándo
La calle de Santa Cruz con la iglesia del mismo nombre al fondo. FOTO : TURISMO DE MEDINA DE POMAR.

Este es el pueblo histórico que Carlos V visitó en siglo XVI y que 500 años después sigue celebrando su llegada: te contamos cuándo

El conjunto histórico de Medina de Pomar bien merece una visita, pero si coincide con una fiesta antológica, aún más. Toca conquistar este castillo de las Merindades.

Ángeles Castillo | Octubre 16, 2025

Hay muchos pueblos de nuestros alrededores, algunos a solo una hora de Madrid, que son una lección de historia. Sus iglesias, sus calles empedradas, los castillos, las murallas y tantas joyas medievales, o más antiguas aún, como han sobrevivido al paso de los siglos, a veces milagrosamente. Un pasado que en ocasiones se revive teatralmente y convierte los cascos antiguos en auténticos escenarios.

Pasa en Tazones, el pequeño pueblo marinero de Asturias que recrea todo los años el desembarco en sus playas de Carlos V. Y pasa en Medina de Pomar, en Burgos, donde el fin de semana del 17 de octubre, viernes, sábado y domingo, se reconstruirá la visita que el nieto de los Reyes Católicos protagonizó allá por el décimo mes de 1556, no sin épica.

Cuando Carlos V visitó Medina de Pomar

No vamos a ir a caballo como el emperador, aunque nos gustaría, pero sí pararemos como él en Medina para protagonizar nuestra propia visita por el norte más espectacular de Burgos, pintado además por estas fechas con los colores siempre evocadores del otoño. La fiesta nos ha parecido la ocasión perfecta para dejarse caer por esta comarca donde nació Castilla, las Merindades, con tanto para ver.

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La Ruta de Carlos V conmemora la visita del emperador a Medina de Pomar. FOTO: TURISMO DE BURGOS.

Seguimos entonces la huella a Carlos I de España para después perdernos por todos los rincones. El amo y señor del Imperio donde nunca se ponía el sol hizo parada y fonda en esta localidad, procedente de Laredo, en Santander, que es, por cierto, la mejor ciudad europea para vivir. Iba al monasterio de Yuste (Cáceres), donde, como es bien conocido, se recluyó hasta su muerte. Lo que no se sabe a ciencia cierta es dónde se alojó. Tal vez, en el Hospital de la Vera Cruz, quizá en la Casa de la Cadena o puede que fuera en el alcázar.

Fin de semana con teatro, cuentacuentos y mercadillo

Cinco siglos después, la villa rememora, y van ya 26 años consecutivos, el episodio con la Ruta de Carlos V, un evento de Interés Turístico Regional. Este año, con un programa que incluye una veintena de espectáculos teatrales, otros tantos musicales, cuentacuentos, exposiciones, actividades infantiles y fuegos artificiales. Estamos en Burgos, cruce de caminos, cuna de leyendas y tierra de buen comer, por lo que no podía faltar el apartado gastronómico, acompañado de la artesanía, con más de cuarenta puestos repartidos por el conjunto histórico.

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El Alcázar de los Condestables en Medina de Pomar. FOTO: TURISMO DE BURGOS.

Cualquier momento es bueno para internarse por estas calles, pero esta conmemoración le da un sabor especial, qué duda cabe. De pronto, el Alcázar de los Velasco, de los Condestables o, simplemente, Las Torres (siglo XIV), tres formas de llamarlo, se vuelve historia viva. Fue castillo y fue palacio. Sus grandes muros, además, dan cobijo al Museo Histórico de las Merindades, el sitio perfecto para husmear en su glorioso pasado.

Qué ver en Medina de Pomar además del alcázar

Porque Medina de Pomar fue una ciudad principal, algo que salta a la vista. De hecho, llegó a tener dos recintos amurallados. Uno que cercaba el alcázar y la parroquia de la Santa Cruz, con cinco puertas, de las cuales se conservan la de Ronda, o del Perdón, y la de la Cadena. Esta última bajo la casa-torre del antiguo alcaide y con hermosas vistas de las casas colgantes. Y otro, ya de comienzos del siglo XV, que fortificaba la parte baja, el barrio de Somovilla, judería incluida, de la que se puede ver el arco.

A la mencionada iglesia de Santa Cruz la tenemos esperándonos en la parte más alta. Es casi toda del XIV, con restos del XII y sorprendente portada neoclásica. Puro eclecticismo. Dentro, es de admirar el retablo tardogótico dedicado a San Juan Bautista, atribuido a la Escuela Castellana.

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El monasterio medinés de Santa Clara está lleno de historia. FOTO: TURISMO MEDINA DE POMAR

Para dar con el Monasterio de Santa Clara, fundado por Sancho Sánchez de Velasco en 1313, sin embargo, hay que ir extramuros. Un lugar con siete siglos de historia. La iglesia presume de tres retablos barrocos con la sorpresa mecanizada del Manifestador de la Paloma, de un coro alto cubierto por tres bóvedas de crucería compuesta y, junto al ábside, la distinguida Capilla de la Concepción (XVI), donde trabajaron maestros de la talla de Bigarny o Diego de Siloé.

Para colmo, alberga el panteón familiar de los Fernández Velasco y, en paralelo, el Museo de los Condestables de Castilla, que engloba el claustro, la sala capitular, con un artesonado digno de mención, y joyas como el Cristo Yacente de Gregorio Fernández (XVII).

También hay que ir fuera para hallar la bella y arbolada Iglesia de Santa María del Salcinal y del Rosario, esta última patrona de los medineses, rodeada del verde que acompaña en su curso al río Trueba. Ya aparece en documentos antiquísimos, lo que da prueba de su importancia. Se conservan elementos románicos como los capiteles, pero también góticos, renacentistas y barrocos.

TURIUM TIPS

Dónde alojarte. El hostal rural Villacobos está a orillas del Trueba, junto al área recreativa fluvial. Como curiosidad, es del ceramista Ramón Arenal, que tiene allí mismo su taller. Ofrece 5 habitaciones dobles (70 euros), dos abuhardilladas y dos con terraza. Otra opción es el Romanca, un pequeño hotel familiar en una casona del siglo XVII, con cuatro habitaciones individuales (80 €) y dos dobles (90 €).
La Hospedería. El antiguo Hospital de la Vera Cruz es hoy la Hospedería del Monasterio de Santa Clara. Dispone de nueve apartamentos de distintas capacidades. Para dos, desde 78 €. Para ocho, 244 €.
Dónde comer. En el restaurante del Romanca, donde las antiguas caballerizas, sirven cocina de la tierra con el toque del chef. Migas con hongos, huevo y trufa de las Merindades, jarrete de cordero glaseado al horno y, de postre, torrija de la casa caramelizada. En el asador Irrintzi Medinabella son especialistas en el bacalao y el chuletón de ganado mayor, ambos a la parrilla.
En los alrededores. En Frías, precioso pueblo medieval a solo 30 km, hay que pasear majestuosamente por sus callejas y terminar conquistando su fortaleza. Además, casas que se desparraman sobre la ladera. No podía ser más pintoresco. Y con puente fortificado sobre el Ebro.