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Los mejores restaurantes de París para cenar en el Sena a bordo de un Bateau Mouche
Los galos creían que una diosa vivía entre sus aguas, los vikingos lo navegaron para conquistar París y Víctor Hugo lo recorrió con su pluma en Los Miserables. Tiene más de cien mil historias ocultas bajo su caudal, pero no para de renovarse y hoy en día una cena en el Río Sena es uno de los planes más glamurosos de París.
Si los de Barcelona recuperaron el mar para la ciudad, los Juegos Olímpicos de París han traído a primer plano el Sena. Aunque nadar en sus aguas todavía es un asunto que despierta más escepticismo que certezas, de un tiempo a esta parte el legendario y romántico río gana protagonismo en la buena vida de la ciudad del amor. A día de hoy, una buena cena en el Río Sena es uno de los planes favoritos de los parisinos.
Su vocación de establecer nuevos lazos con la ciudad lo ha llevado a ofrecer experiencias exclusivas, más allá del encanto de cruzar sus puentes, curiosear las antigüedades de los bouquinistes, o vendedores de libros parisinos, y contemplar desde sus márgenes las puestas de sol con la Torre Eiffel de fondo.
Quien piense que el Sena es una mera atracción para turistas que lo recorren en sus populares Bateaux Mouches con unos auriculares puestos, se está perdiendo una de las formas más mágicas de disfrutar de la Ciudad de la Luz. Si miras bien, en sus aguas encontrarás algunas de las propuestas gastronómicas más especiales de París.

La propuesta de Alain Ducasse: cena en un barco eléctrico
Alain Ducasse, gran chef francés y maestro indiscutible a la hora de crear momentos únicos, decidió hace algunos meses lanzarse al Sena con Ducasse sur Seine. Se trata de un restaurante en el interior de un barco 100% eléctrico, que se desliza silencioso dos veces al día por debajo de los puentes y pasa sin hacer ruido junto a los principales monumentos históricos, Notre Dame, el Louvre, el museo de Orsay, la isla de la Cité y la isla Saint-Louis.
En otoño, con las hojas de los plataneros y los álamos amarilleando en ambas márgenes del río, el espectáculo es soberbio. A bordo, un equipo de 36 cocineros y pasteleros dirigido por el chef François Fauvel ofrece el menú diseñado por Ducasse. Los comensales disfrutan de un espectáculo para la vista y para el paladar.
La moderna barcaza, amarrada al pie de Trocadero, termina su periplo nocturno junto a las luces tintineantes de la Torre Eiffel. Ducasse sur Seine ofrece una cocina francesa contemporánea y excelentes maridajes con los crus de viñedos franceses. Champagne, naturalmente, para brindar pensando que siempre nos quedará París.

La gastronomía de la Torre Eiffel se sumerge en el Sena
La segunda propuesta gastronómica en las aguas del Sena viene de la mano de otro chef estrella Michelín, Frédéric Anton, el único cocinero del mundo que puede presumir de brillar tanto en la propia Torre Eiffel, en el mítico restaurante Julio Verne, como en sus cenas surcando el más célebre río de Francia.
Lo hace en un barco con carácter y sabor art decó, el Restaurante Don Juan II, uno de los pocos barcos fluviales del mundo que luce una estrella Michelin. El chef del Restaurante Pré Catelan ha seleccionado para su crucero gastronómico algunas de sus creaciones emblemáticas, como cangrejo al curry y los raviolis de langostinos.

Los barcos de Maxim's, perfectos para una cena en el Sena
El verdadero sabor de la Belle Epoque viene de la mano de Maxim’s, otro de los grandes nombres parisinos, que además de reabrir su mítico restaurante antes de las Olimpiadas, ofrece Maxim’s sur Seine en dos barcos, el Vert Galant y el Bateau Ivre. Si la música de jazz en vivo y la decoración nos remiten a las primeras décadas del siglo XX, la gastronomía nos lleva al nuevo capítulo de la legendaria dirección, con platos como crujiente de aceituna en aceite virgen, roseta de lubina, risotto de espárragos o crème brûlée de cítricos.

Cena en un restaurante con cuatro siglos de historia y vistas al Sena
No solo sus aguas se han convertido en meca para sibaritas, también los restaurantes con vistas desde tierra firme ganan protagonismo en esta etapa en la que la ciudad vive la apertura de nuevas y flamantes propuestas o la reconversión de legendarias direcciones situadas junto a su gran arteria de agua dulce.
El caso más emblemático es el del restaurante La Tour d’Argent, uno de los restaurantes más antiguos de Europa. Se dice que fue fundado en 1582 y, tras algo más de un año cerrado y sumido en reformas, vive una nueva etapa con rediseño de sus espacios gastronómicos, flamante terraza y hasta un pequeño apartamento con vistas soberbias a una de las partes más bellas del Sena. Sí, los más afortunados pueden dormir en La Tour d’Argent, uno de los grandes iconos de la buena vida parisina.

La propuesta gastronómica del Plenitude, en el hotel Cheval Blanc
También es posible dormir y ver amanecer junto al río en el hotel Cheval Blanc. Se trata de la joya de la corona hotelera de Bernard Arnault, que hace casi veinte años adquirió los antiguos almacenes La Samaritaine con la intención de hacer el primer hotel de lujo de París situado a la orilla del Sena.
El proyecto, costoso y muy largo, ha pasado por una reforma que ha durado nada menos que quince años, pero que en tan solo tres años ha convertido este hotel de cinco estrellas en uno de los más aclamados de París. El hotel dispone únicamente de 46 suites, 26 habitaciones y un apartamento de 1.000 m², con vistas al Sena y al Pont Neuf, que es sin duda una de las estancias más exclusivas de la capital francesa.
Este exquisito universo contemporáneo de cuidadísima estética y numerosas obras lo tiene todo: desde una piscina cubierta en el sótano que proyecta la vida de la ciudad hasta un séptimo piso con una terraza con vistas soberbias donde tomar un café o una copa o disfrutar del ambiente de una moderna brasserie.
Su oferta gastronómica es una de las más completas de la ciudad gracias al Restaurante Plénitude, del chef Arnaud Donckele. Es la joya de la corona del hotel y su exquisita calidad queda reflejada en las tres Estrellas Michelin que ha ganado en tiempo récord.
Desde hace unos meses, el edificio luce en su fachada una obra de arte, “Las Flores de la Pasión”, un espectacular friso contemporáneo realizado en aluminio fundido dorado con pan de oro, entrelazado con una guirnalda de burbujas de vidrio soplado de Murano, inspiradas tanto en el Art Déco como en el Art Nouveau de la época del edificio histórico. Se trata del último toque artístico que ha hecho su aparición en un Río Sena que, lejos de pasar de moda, siempre depara alguna que otra sorpresa.
TURIUM TIPS
Algunos cruceros gastronómicos funcionan tanto a la hora de comer como de cenar. Y aunque navegar por el Sena de día es bellísimo, la iluminación de los edificios históricos envuelve de magia los paseos nocturnos, ofreciendo una mirada especial sobre la ciudad.
El plato más célebre de la Tour d’Argent es su famoso pato, Canard à la presse, del que se cuida cada detalle desde su crianza en granjas propiedad del restaurante. Los patos se enumeran desde hace siglos, una antigua y respetada tradición, que ya supera el millón.
Cualquier hora es buena para dar un paseo por la séptima planta del Cheval Blanc. Como su nombre indica, “Le Tout Paris”, se da cita en la terraza. Pero sin duda, el momento más chic para observar paisaje y paisanaje es la puesta de sol.
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