NO TE PIERDAS
La estación de tren más bonita del mundo parece un palacio y es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO

Murallas medievales, vinos croatas y aires venecianos en este pueblo que parece de película y apenas recibe turistas
Encaramado sobre una colina en la península de Istria, Motovun combina calles empedradas, historia veneciana y viñedos infinitos. Un destino secreto con sabor a trufa y vistas panorámicas en Croacia.
Un lugar como Motovun solo puede haber sido diseñado por alguien que ha vivido demasiado tiempo en una ciudad con tráfico y estrés. Desde lo alto de su colina en la península de Istria, este pequeño paraíso croata parece empeñado en hacerte bajar las revoluciones. Lo consigue sin recurrir a playas turquesas ni a influencers con pareos de lino: aquí lo que hay es piedra antigua, silencio y el aroma inesperado de la trufa blanca.
Mientras en otras partes de Croacia, como Trogir, comienzan a llegar quizás demasiados visitantes, en Motovun las mañanas transcurren al ritmo de una campana que no tiene prisa. Es probable que llegues buscando esa imagen que viste en una cuenta de viajes con menos de 10.000 seguidores, pero lo que te espera es una experiencia auténtica. Y sí, hay vino. Y está muy bueno.
Motovun, un pueblo amurallado con alma veneciana
Motovun fue construida como fortaleza en la Edad Media. Desde sus murallas, que puedes recorrer casi en su totalidad, la vista se extiende por el valle del río Mirna. Al fondo, un mosaico de bosques, viñedos y campos de lavanda. Todo tiene ese aire de lugar que no ha sucumbido al turismo masivo. Y no es por falta de belleza.
Durante siglos, esta zona perteneció a la República de Venecia, y eso se refleja en la arquitectura, en la disposición de las casas e incluso en los leones alados que aún se conservan en las fachadas. Las calles son tan empinadas como encantadoras, salpicadas de tiendas de artesanía.
La plaza principal, Trg Andrea Antico, lleva el nombre del compositor renacentista nacido aquí. Desde ella, todo el pueblo se despliega como un tablero medieval en miniatura. Iglesias románicas, portales góticos, y en el centro, un ayuntamiento del siglo XII que presume de ser uno de los más antiguos de Istria.

Trufas, vino y bicicletas: una trilogía inesperada
Motovun está en pleno corazón trufícola de Croacia. Cada otoño, los bosques que rodean el pueblo se llenan de buscadores y perros adiestrados. El ambiente recuerda vagamente a un ritual pagano: tierra húmeda, silencio atento y la esperanza de encontrar una trufa blanca del tamaño de una patata.
El otro gran protagonista es el vino croata, delicioso y cada vez con más adeptos. En los alrededores hay bodegas familiares que producen Malvasía y Teran, las dos variedades más emblemáticas de la región. Muchas ofrecen catas con vistas a los viñedos.
Para compensar, si quieres, puedes alquilar una bici y recorrer la Parenzana, una antigua vía de tren reconvertida en ruta cicloturista que conecta varios pueblos de Istria. Es una manera muy croata de equilibrar placer y actividad física.

Qué ver, qué hacer y por qué repetir
Además de pasear sin rumbo (una actividad oficial en Motovun), hay algunos hitos que merece la pena marcar. El campanario de la iglesia de San Esteban es uno de ellos: sube los 27 metros de altura y verás por qué. El interior de la iglesia también sorprende con sus frescos bien conservados y su atmósfera íntima. Otro lugar peculiar es el cementerio, justo fuera de las murallas, con lápidas orientadas hacia el valle.
Motovun también acoge un festival de cine internacional cada verano, una excepción cultural en este oasis de calma. Durante unos días, el pueblo se llena de jóvenes, pantallas al aire libre y debates sobre películas independientes.
Este tranquilo destino está a una hora en coche desde Pula o desde Rijeka, dos ciudades croatas con aeropuerto. También puedes llegar desde Trieste (Italia), en menos de dos horas. Lo ideal es alquilar coche y recorrer la región a tu aire. Si quieres aprovechar la mejor época para ir, entonces te recomendamos la primavera o a principios de otoño: clima suave, viñedos en esplendor y trufas en plena temporada. En verano puede hacer calor, pero la altitud de Motovun ayuda a que el ambiente sea más fresco que en la costa.
