La primera catedral Patrimonio de la Humanidad se encuentra en la ciudad alemana de Aquisgrán. Foto: iStock.

El misterio de la primera catedral Patrimonio de la Humanidad: oculta la tumba perdida de Carlomagno

Mezcla de diferentes estilos y marcada por el paso de multitud de culturas, la Catedral de Aquisgrán fue en su origen una capilla construida por Carlomagno, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y uno de los considerados padres de Europa.

Lucía Lorenzo | 1 Nov 2024

Fue el responsable de la unificación de la Europa más occidental con Centroeuropa, Rey de los Francos y Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Beligerante, conquistador e increíblemente poderoso, Carlomagno fue, es y será, un personaje histórico fascinante. Desde los pueblos franceses hasta casi llegar a la Costa Amalfitana, su imperio se expandió por buena parte de Europa. Muchos siglos después de su muerte, su figura aún proyecta su sombra sobre el mundo. De hecho, la primera catedral Patrimonio de la Humanidad fue, en un principio, idea suya.

Y es que, aunque a día de hoy es una imponente iglesia, la Catedral de Aquisgrán fue concebida como una capilla construida en el terreno de su palacio de invierno para que el emperador pudiese profesar su fe sin salir de la comodidad de sus aposentos. Iglesia personal en vida, se convirtió en una tumba tras su muerte y, a día de hoy, allí todavía descansan sus huesos. O eso dicen, porque ningún arqueólogo ha podido encontrarlos. Sobre su supuesto lecho, la ahora catedral ha ido transformándose bajo la influencia artística de las diferentes culturas que han pasado por esta ciudad alemana. No obstante, en sus cimientos sigue estando la idea del emperador que un día soñó con conquistar el mundo.

El origen de la primera catedral Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO

Considerada por los historiadores la catedral más antigua de Europa del Norte, su origen se remonta a la construcción del edificio más icónico del arte carolingio: la Capilla Palatina. El último resquicio del inmenso Palacio de Carlomagno en Aquisgrán es una buena muestra de la opulencia del imperio de este gran gobernador que quiso imitar el lujo y la delicadeza del mejor arte bizantino.

De ahí que la cúpula esté decorada con mosaicos dorados que recuerdan al Cristo helenizante que a día de hoy aún puede verse en la Iglesia de San Vital de Rávena, en Italia. Carlomagno, que había visitado la iglesia y admirado el despliegue de poder que Justiniano había plasmado en sus decoraciones, quiso construir su templo a imagen y semejanza del que dos siglos y medio antes edificase el emperador del Imperio Romano de Oriente.

Bajo los monumentales pilares de piedra levantados por el arquitecto Eudes de Metz paseó, rezó y vivió el padre de la Europa medieval. Allí fue enterrado en el año 814, tras morir, a los setenta y dos años, en la tranquilidad del ya desaparecido Palacio de Carlomagno.

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Figuras de santos en el exterior de la Catedral de Aquisgrán. Foto: Unsplash.

El motivo por que el que la Catedral de Aquisgrán fue declarada Patrimonio de la Humanidad

Aunque la capilla original fue terminada en el año 805, la Catedral de Aquisgrán no sería el edificio que hoy conocemos sin los añadidos posteriores. A los mosaicos, los mármoles, el bronce y la cúpula original, se le sumaron posteriormente los ricos revestimientos medievales y el coro gótico.

En 1978 se convirtió en la primera catedral en ser Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO debido a su carácter único, que inspiró y fue imitado en otros edificios a lo largo y ancho del mundo; por la destreza técnica que quedó reflejada en la construcción de su cúpula, que fue la primera al norte de los Alpes; y por ser testigo mudo de la muerte del padre de Europa por excelencia y de las coronaciones de los emperadores alemanes desde 936 hasta 1531.

Qué ver en Aquisgrán más allá de la catedral

Después de pasar por la Catedral y Ayuntamiento, que también tiene su origen en el Salón del Rey del Palacio de Carlomagno, puedes seguir visitando la parte más antigua de la ciudad. Aquisgrán es una de esas ciudades medievales que te transportan a otra época cuando paseas por sus calles. Bañada en la tranquilidad, esta ciudad, que se erige justo al margen de la frontera con Bélgica y Países Bajos, enamora con sus calles de colores, sus pequeños comercios locales y su dulce olor a jengibre.

Si sigues el trazado del casco antiguo de la ciudad llegarás a los restos de la muralla medieval de Aquisgrán. Dos de las puertas de esta construcción defensiva han sobrevivido a los atacantes y al paso del tiempo durante ocho siglos. Se trata de la puerta noroeste de la muralla, llamada Ponttor y en pie desde 1320, y de la puerta sur, la Marschiertor, que resiste desde que comenzara a construirse en 1257.

Ambas parecen modestos castillos construidos en piedra y, al pararse delante, es fácil imaginar a los arqueros ocultos tras las ventanas tratando de alcanzar al enemigo. Y, pese a las diferencias exteriores, ambas son gigantes abandonados que aún recuerdan la grandeza de una época tan lejana que casi parece propia de una novela de fantasía.

Cuando te canses de caminar por sus callejuelas empedradas puedes sentarte en una cafetería y probar las galletas típicas de la zona, que te transportarán directo hasta la época navideña. Además, si tienes la suerte de visitarla cerca de las festividades podrás ver el precioso mercadillo navideño de la plaza Katschhof.

TURIUM TIPS

Parte del antiguo lujo de Aquisgrán sobrevive en los baños termales, que no tienen nada que envidiar a los balnearios de Budapest. Disfruta en Carolus Thermen de las piscinas calientes de aguas medicinales entre sus grandes columnas y sus techos abovedados.

Aunque más antiguas, y ya sin posibilidad de bañarse en ellas, las fuentes termales de Elisenbrunnen sorprenden por encontrarse en un precioso edificio de estilo neoclásico. Como bien dice la inscripción, se decía que la salud brotaba de los manantiales de esta ciudad, donde la reina Elisabeth Ludovika von Bayern de Prusia solía bañarse.

Visita lo que los más golosos consideran el paraíso del chocolate, la tienda de la fábrica de Lindt, donde podrás encontrar dulces imposibles de encontrar en cualquier otro lugar. Es la parada perfecta para descansar de la historia y la cultura durante un momento y, sin duda, del mejor lugar para llevar a tus seres queridos un recuerdo de tu visita a Aquisgrán.