NO TE PIERDAS Este pueblo del Valle de Arán es el más alto de la zona y está cubierto de flores todo el año
Los cinco pueblos de colores más bonitos de España (y dos de ellos están muy cerca de Madrid)
A lo largo y ancho de la geografía española se encuentran joyas escondidas en pequeños pueblos. Al menos una visita en la vida es obligatoria.
El pasado rural de España ha dejado un reguero de cultura y tradición. Hoy en día, a pesar de que estas áreas están cada día más despobladas, el turismo rural está en auge, y los pueblos de toda la vida cobran más importancia turística que nunca. Su atractivo es mayúsculo, como bien dejan claro los 13 pueblos más bonitos de Portugal.
Desde las costas andaluzas a las montañas castellanas, los pueblos tienen una identidad particular. En algunos casos esta se ha mantenido y hasta potenciado. Ese es el caso de los pueblos de colores de España. Blancos, negros, amarillos, rojos e incluso de todo al mismo tiempo (como si de una suite milanesa de diseño se tratase). Los más bonitos se merecen una visita al menos una vez en la vida.
Cudillero, un pueblo pesquero en el que la lonja marca el camino. Asturias
En las costas asturianas puedes encontrar un reducto de naturaleza. Entre prado, bosque y ladera, se encuentra una pequeña población de no más de 4.950 habitantes (hace tan solo 20 años eran más de 6.000).
Su origen es pesquero, como deja clara la situación de su lonja de pescado (ahora reconvertida en restaurante), en pleno centro de la Plaza del Puerto Viejo, con sus característicos colores: blanco y azul. La zona portuaria, el núcleo del pueblo, es el hogar de los conocidos como pixuetos, los pescadores.
Esta zona se caracteriza, además de por las coloridas casas (cada una pintada de forma diferente), porque los hogares cuelgan de la montaña, en la misma ladera rocosa del monte que rodea el pueblo. Más arriba, en la calle principal, viven los caízos. Esta es la zona en la que tradicionalmente se llevaban a cabo los oficios y, por tanto, donde hoy por hoy se encuentran los comercios.
Madriguera, un paraíso rural rojo en Segovia
El sureste de la provincia de Segovia esconde algunas de las joyas arquitectónicas rurales de España. En ellos la piedra ferruginosa y la arcilla (normalmente en forma de adobe) son los materiales más utilizados, al ser los más disponibles. Los tejados, con teja a la segoviana (una sola teja, con la parte cóncava hacia arriba), también aportan a los tonos rojizos producidos por el hierro presente en la tierra.
Uno de sus mayores exponentes es el pueblo de Madriguera, situado casi en la unión de las provincias de Soria, Guadalajara y Segovia. Junto a Villacorta es uno de los ejemplos más representativos de los “pueblos rojos”, como su intenso color indica. En comparación a Cudillero, por ejemplo, no ha sido capaz de mantener su población. De hecho, en el censo del INE de 2022, se confirmó que esta población solo tiene 18 residentes censados.
A pesar de ello, muchas de las casas son segundas residencias, por lo que su cuidado es impecable. Además de pasear por las calles del pueblo, lo que ya de por sí merece una visita, es recomendable caminar dirección norte. Si haces esto te encontrarás con la ermita del Padre Eterno, a orillas del río Villacortilla. Allí, entre jara y álamos, podrás encontrar la esencia del campo segoviano. El equivalente castellano a unas villas en la Toscana.
Campillo de Ranas, arquitectura negra en la Sierra de Ayllón, Guadalajara
En la misma zona, esta vez en la provincia de Guadalajara, podrás encontrar uno de los más ambiciosos programas de conservación arquitectónica de España: “los pueblos negros”. Se trata de un grupo de minúsculas poblaciones (algunas de ellas hasta abandonadas completamente) que se extienden por la sierra de Ayllón, que separa la provincia de Segovia y la de Guadalajara. Como tratamos antes, los pueblos rojos se caracterizan por el color de la tierra del lugar, mientras que aquí es el negro el único color.
Esto se debe a la pizarra, el material más común en esta zona de España. Se trata de una roca metamórfica de color gris oscuro, casi negro, compuesta por multitud de láminas y que, al extraerla, tiene forma de losa. Su abundancia hace que en pueblos como Campillo de Ranas, las leyes se hayan cambiado para mantener la arquitectura tradicional: paredes, muros, aceras, tejados, maceteros, bancos… hechos de pizarra. Esto hace que en este pueblo absolutamente todo sea negro. Una experiencia única en España.
Mijas, el pueblo andaluz que parece sacado de una postal. Málaga
Que en Andalucía se encuentran algunos de los pueblos más bonitos de España no es un misterio para nadie. En casi todos ellos, al menos los que han establecido leyes municipales para conservar la esencia arquitectónica tradicional, el blanco se ha convertido en el color que identifica una casa andaluza. Ejemplo de esto son poblaciones como Agua Amarga o Mojácar, en la costa almeriense. Pero de entre todos ellos, hay uno que destaca: Mijas.
En la sierra que observa desde lo alto la costa malagueña, un pueblo (que a poco está de ser ciudad, con 91.000 habitantes) es visitado cada año por miles de turistas que buscan empaparse de la auténtica esencia de Andalucía y, de paso, disfrutar del saber hacer hostelero de este pueblo completamente blanco. Todos y cada uno de los edificios de este pueblo, excluyendo el castillo, está pintado de este color. Esto permite, en verano, reflejar los rayos solares, lo que mantiene el interior de las viviendas a una temperatura inferior.
Después de caminar sus empinadas calles de arriba a abajo durante horas, en los múltiples restaurantes de Mijas podrás disfrutar de su típica gastronomía, donde el gazpachuelo, la ensalada mijeña, el ajoblanco, los hornazos y los espetos pueden hacer las delicias de quien los pruebe.
Villajoyosa, playa paradisíaca y colorida en el Mediterráneo de Alicante
Entre la misma ciudad de Alicante y Benidorm, puedes encontrar uno de los pueblos con más carácter del Mediterráneo. Se trata de Villajoyosa, un pueblo de considerable tamaño (36.000 habitantes) en el que es popular desde hace décadas que cada casa elija un color vivo y llamativo para pintar su fachada.
El resultado de esto es una larga playa (en realidad dos, la playa del Varadero y la de Villajoyosa). Son un ejemplo más de las fantásticas playas de la costa mediterránea española: arena clara y fina, muy anchas, y con un agua turquesa que parece suplicar que te metas en ella.
Si caminas por la playa hacia el suroeste (dicho de otro modo, mirando al agua, hacia la derecha), encontrarás que los edificios de la primera línea de playa son de un color distinto cada uno. Se trata de los más tradicionales y es donde se encuentra el grueso de los restaurantes de la población. Si continúas, llegarás al cauce del río Amadorio. Es aquí donde lo mejor que puedes hacer es cruzarlo y caminar por su ribera izquierda, donde al otro lado encontrarás las casas colgantes de Villajoyosa, situadas en el borde de un acantilado. Estas mantienen la estética del pueblo, lo que consigue que visitarlo merezca (y mucho) la pena.
Situada en la localidad palentina de Baños de Cerrato, la iglesia de San Juan de Baños es considerada la más antigua de España, así como una de las más bonitas.