Parece Italia, pero esta ciudad con un anfiteatro romano impresionante está en Croacia y es preciosa
Atardece sobre la Arena de Pula. Foto : Josip Ivankovik (Unsplash)

Parece Italia, pero esta ciudad con un anfiteatro romano impresionante está en Croacia y es preciosa

En Istria, Pula mezcla un anfiteatro romano impecable, túneles de guerra, grúas iluminadas y cocina con su mejor aceite, trufa y mar. Patrimonio con vida real, playas limpias y hoteles de lujo. ¿Quién necesita Roma?

Aleks Gallardo | Noviembre 26, 2025

La mayoría de viajeros que aterriza en Pula lo hace con la idea de ir a ver la Arena y conocer algunas de las maravillas de Croacia. Lo que pocos esperan es que el monumento no sea una ruina fotogénica, sino un edificio en uso. La Arena de Pula —132 x 105 metros, alzado perimetral completo y capacidad histórica de unas 23.000 personas— no es el Coliseo “en pequeño”, es una máquina urbana que todavía articula la ciudad. Al amanecer sirve de pista a los corredores locales; al anochecer, de foro cultural.

En verano, el calendario manda: cine, ópera o conciertos que entienden dónde están (aforos controlados, amplificación cuidadosa). Si quieres la foto sin gente, entra en el primer turno; si prefieres entenderla, baja a las galerías y mira la exposición: prensas, ánforas, logística. 

Pero Pula no es solo romana. Entre el Foro y el puerto, la ciudad enseña capas que raramente conviven en el Mediterráneo con tanto sentido. Hay un templo de Augusto del siglo I en la plaza principal; un ayuntamiento medieval pegado a cimientos romanos; un arco triunfal —el de los Sergios— que hoy hace de pórtico comercial; y, bajo tus pies, una red de túneles (Zerostrasse) perforados durante la Primera Guerra Mundial para mover tropas y suministros.

Los austriacos fortificaron la bahía como si fuera una caja fuerte; los croatas han decidido contar esa historia sin filtros. Por la noche, las grúas del astillero Uljanik se convierten en “Lighting Giants”, instalación permanente del ingeniero de iluminación Dean Skira: patrimonio industrial puesto elevado al nivel de arte.

Lo esencial, entre el Foro y la Arena

Empieza en el Foro. El Templo de Augusto, compacto y sobrio, funciona como termómetro: diez minutos dentro y ya miras distinto las proporciones de la ciudad. Desde ahí, sube por Sergijevaca hasta el Arco de los Sergios, y continúa hacia el pequeño Teatro Romano, parcialmente reconstruido pero didáctico si lo observas con calma.

A media mañana, mercado: el de Pula es de 1903, una caja de hierro y vidrio con planta baja de pescaderos y agricultores, y primera planta con bares donde probar sardinas del día, tomates de Istria y un vaso de Malvazija. Si te gusta mirar la trastienda, acércate a la lonja anexa y verás los productos que entran, procedentes del mar Adriático, cada mañana.

La visita imprescindible es la Arena. Compra entrada con antelación en temporada alta y evita las horas centrales en agosto. Dentro, fíjate en los vomitorios, en la piedra caliza con marcas de cantero y en la altura de los arcos del anillo exterior: ayudan a entender por qué este anfiteatro es uno de los pocos del mundo que conserva su perímetro completo. Consejo práctico: si coincide con tu viaje, el Pula Film Festival —activo desde 1954— es el decano del país y aprovecha el monumento como pocas citas saben hacerlo.

A diez minutos, el Aquarium Pula ocupa el Fuerte Verudela, una fortaleza austrohúngara reconvertida que mezcla tanques con historia militar. No es el mayor del mundo, pero sí uno de los más singulares por el contenedor: sales sabiendo algo de peces… y de Istria como zona estratégica.

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Pula desde lo alto. Foto: Derek Sutton (Unsplash)

Los secretos de Pula, más allá de la Arena

En materia de playas, Pula presume de los paisajes de aguas limpias y roca clara. En la península de Verudela, Ambrela y Hawaii Beach son fáciles de acceder y cuentan con servicios; Gortanova uvala y Seagull’s Rocks (Galebove stijene) son más salvajes y podrás saltar desde rocas sin peligro, pero con mucha adrenalina. Lleva zapatillas de agua, protección para el sol y paciencia para encontrar sombra natural. 

Los fanáticos de las fortificaciones aquí tienen material. Punta Christo, que guarda la entrada a la bahía, permite recorrer casamatas y patios de armas con vistas abiertas. No es un parque temático: hay desniveles, humedad y pasadizos. Si quieres completar la lección de piedra, sube a Kaštel, la fortaleza veneciana que hoy alberga el Museo Histórico de Istria: artillería, maquetas y una panorámica limpia de la ciudad que ayuda a orientarse.

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Una de las playas paradisíacas de la zona. Foto: Alen Rojnic (Unsplash)

Una excursión clave: Brijuni National Park. Conduce hasta Fažana (30 minutos) y toma el barco. El archipiélago mezcla restos romanos (una villa con mosaicos), paisajes mediterráneos bien conservados y la peculiar herencia de Tito, que convirtió las islas en residencia de verano y dejó un pequeño “safari” con especies exóticas. 

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Las islas Brijuni. Foto: Nacionalni Park Brijuni

Comer y dormir bien en Pula: calidad sobre cantidad

En Istria hay buenos restaurantes, pero Agli Amici Rovinj juega en otra liga. Tiene dos estrellas Michelin, un comedor con vistas al puerto y una cocina que entiende el lujo como debe entenderse.

El chef Emanuele Scarello, al frente también del Agli Amici original en Udine, traslada aquí su filosofía. Los menús —Ritorno o Istria— funcionan como una narración: ostras del Adriático con aceite Chiavalon, risotto de erizos, cordero local en textura doble y postres en equilibrio. El servicio es impecable, de los que anticipan sin invadir, y la bodega —más de 500 referencias— refuerza la idea de que comer aquí es una experiencia completa. Conviene reservar con tiempo: las mesas exteriores con vista al mar son las más codiciadas al atardecer.

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Las vistas del restaurante Agli Amici Rovinj. Foto: Maistra

Para dormir, Pula tiene dos apuestas claras según el tipo de viaje. Grand Hotel Brioni, en la península de Verudela, reabrió completamente renovado bajo la marca Radisson Collection. Es el hotel más ambicioso del sur de Istria: 227 habitaciones con vista al mar, infinity pool sobre el Adriático y un spa con protocolos firmados por Anne Semonin Paris. La arquitectura original de los años 70 se ha respetado lo justo para conservar carácter, pero el interiorismo es sobrio y actual, más escandinavo que adriático.

Si prefieres algo más pequeño y con trato personal, Boutique Hotel Valsabbion, en PješÄana Uvala, es el clásico que recomiendan los locales. Doce habitaciones, piscina tranquila y un servicio de siete estrellas. Perfecto para quien viaja sin niños y busca silencio real a diez minutos del centro.

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Grand Hotel Brioni. Foto: Radisson

Otras visitas para un viaje completo

A menos de 45 minutos en coche, Rovinj ofrece otra cara de Istria: una ciudad más vertical, con un casco antiguo veneciano de piedra pulida y galerías de arte que funcionan todo el año. Si te interesa la arquitectura moderna, apunta también Labin, con un casco minero reformado con criterio y miradores espectaculares hacia el golfo de Kvarner.

La excursión más singular es a las islas Brijuni, convertidas en parque nacional. Desde Fazana salen barcos cada hora y el recorrido incluye restos romanos, olivares milenarios y la extravagancia diplomática de Tito: jirafas, cebras y un antiguo campo de golf estatal. Puede sonar a anécdota, pero es una cápsula histórica bien conservada.

Un dato curioso: bajo las calles de Pula se esconde un sistema de túneles de más de seis kilómetros, construido durante la Primera Guerra Mundial y perfectamente transitable. No todos están abiertos al público, pero el tramo de Zerostrasse, con su entrada junto al ascensor panorámico de la colina del castillo, permite recorrer parte de la red y salir directamente a la fortaleza.

Y una última recomendación: el puerto. No el de postal, sino el de trabajo. A partir de las nueve, cuando caen las temperaturas, las grúas del astillero Uljanik se iluminan en una secuencia de color diseñada por el ingeniero Dean Skira, originario de Pula. Es una instalación permanente, gratuita y visible desde buena parte del paseo marítimo. Perfecto cierre para entender de qué va Pula: una ciudad donde el patrimonio se celebra. 

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Compra entrada con antelación para la Arena. Foto: James Qualthrough (Unsplash)

TURIUM TIPS

Túneles refrescantes: la red subterránea Zerostrasse mantiene unos 14 °C todo el año. Ideal para escapar del calor en agosto.
Aceite con nombre propio: busca botellas de Chiavalon o Ipsa, dos de las almazaras más premiadas de Istria.
Cena sin prisas: reserva en Milan al menos con dos días de antelación. No improvises, es pequeño y los locales lo llenan.
Brijuni bien organizado: compra el billete del barco desde Fažana online y elige la primera salida del día. El parque se recorre mejor con calma.
Dónde nadan los locales: las rocas de Seagull’s Rocks (Galebove stijene) son el punto favorito para saltar al mar y ver la puesta de sol.
Una noche diferente: acércate al puerto sobre las 21:00 y busca el punto desde donde se ven mejor los Lighting Giants de Dean Skira. No hay foto igual dos noches seguidas.