Este puerto pesquero tiene los mejores atardeceres de Croacia y es una de las ciudades más tranquilas de Europa

Europa es una región de contrastes, donde los viajeros más exigentes pueden encontrar desde ciudades de cuento hasta paisajes invernales cubiertos de nieve. Más allá de los lugares más visitados, aún es posible disfrutar de la faceta más tranquila del continente europeo. Llena de destinos paradisíacos a orillas del mar, Croacia ha ganado popularidad, pero aún conserva rincones alejados del turismo de masas. Si te apetece visitar una ciudad tranquila, donde poder disfrutar del bramido del mar lejos de las aglomeraciones, quédate. Te contamos qué ver en Rovinj, una de las ciudades más tranquilas de Europa.

Qué ver en Rovinj, la pequeña Venecia croata

Fundada en el siglo III d.C por los romanos, la historia de Rovinj ha estado atada a Italia durante cientos de años. Situada en el extremo norte de la costa de Croacia, esta ciudad mira de frente a Venecia. Aunque yacen separadas por el mar Adriático, ambas ciudades comparten historia, pues Rovinj formó parte de la República de Venecia durante más de medio siglo.

Todo en esta pequeña ciudad de menos de 15.000 habitantes recuerda a su hermana italiana, desde los canales que van a parar al Adriático hasta la torre de la Catedral de Santa Eufemia, que fue construida al estilo del Campanile de la Basílica de San Marcos. Este edificio religioso es el templo barroco más grande de Istria, región de la que fue capital. Además, la torre, con sus 57 metros de altura, constituye el punto más alto de la ciudad, lo que hace que las vistas sean impresionantes.

La historia de Santa Eufemia, que fue condenada a morir a manos de los leones por profesar la fe cristiana, se narra en las pinturas del interior de la basílica. Se dice que el cuerpo de la santa desapareció y apareció en la costa de Rovinj. A día de hoy, su sarcófago se encuentra en el ala derecha del edificio.

Paseando por el casco antiguo, te darás cuenta de que sus casas de colores tienen un aire indiscutiblemente italiano, lo que ha hecho que muchos la denominen la pequeña Venecia. Sus calles son pequeñas y serpentean, alfombradas en piedra, entre edificios pintorescos y rincones que transportan a otra época. Es el caso de la Plaza del Mariscal Tito, repleta de pequeños edificios coloridos que parecen sacados directamente de una película de Disney.

Por supuesto, no puedes irte sin pasar por la Plaza Matteotti. Aunque pequeña, esconde uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad: el Arco de Balbi. Se trata de una puerta de estilo veneciano, en cuya parte central se encuentra el león de San Marcos.

Dónde ver los mejores atardeceres de Croacia

Aunque los edificios más emblemáticos de la ciudad son completamente imprescindibles, los momentos más especiales en Rovinj siempre son con el mar de fondo. Con el buen tiempo, las terrazas inundan el puerto y llenan la costa de vida. Aquí, el rumor de las conversaciones se funde con el sonido de las olas y, durante un momento, pareciera que los problemas hayan dejado de existir.

Ver el atardecer con el mar de fondo es una de las sensaciones más placenteras que uno puede experimentar. Si paseas por Ulica Sv. Kriza, verás el sol ponerse por el horizonte, enmarcado en playas rocosas de arena dorada y aguas de un azul intenso, que se tiñen de naranja cuando el sol está a punto de ocultarse.

Sin embargo, si lo que quieres es ver cómo el sol desaparece tras la silueta de esta ciudad pesquera, tienes que ir a Sunset Point. Su ubicación puede parecerte curiosa, pues se encuentra en un parking situado junto a la plaza Valdibora. Sin embargo, te aseguramos que el paisaje no te defraudará: apostado aquí, verás los tejados y las torres del casco histórico reflejadas en las tranquilas aguas del adriático, mientras el cielo anaranjado va dejando en penumbra la ciudad.

TURIUM TIPS

Rovinj es conocido por su lavanda, sus trufas de Istria y su salchicha Kulen. Todos estos productos los encontrarás en el mercado local, por el que te recomendamos dar un paseo si te interesa llevarte un delicioso souvenir.

Durante el verano, la calle Grisia se llena de cuadros de artistas locales, que exponen sus obras con la esperanza de que alguien los compre. Si quieres una pieza de arte completamente única, este lugar es parada obligatoria.

Si no te importa darte un capricho a la hora de comer, te recomendamos reservar en el Restaurante Tramonto. Todos los detalles que componen la experiencia merecen la pena desde sus espectaculares vistas al mar, hasta su exquisita carta, donde destacan platos como el pulpo a la plancha sobre base de polenta o la langosta.