Panorámica del Faro de Cabo Mayor, privilegiado balcón al mar y a la ciudad de Santander, que se levanta imponente en este enclave desde 1839. FOTO: Adobe Stock

Santander y Cantabria, patrimonio natural

Esta región, un puzle de paisajes en distintas declinaciones de verde y con una capital que ha sabido integrar el medio natural en los espacios urbanos, celebra la próxima inclusión de la Costa Quebrada en la Red Mundial de Geoparques de la UNESCO.

Elena Solinís | 19 Dic 2024

Cantabria es un destino natural ideal para los amantes de la ecología y del turismo activo, con sugerentes opciones de costa y montaña. Combina patrimonio natural, sostenibilidad y diversidad de entornos en los que practicar actividades al aire libre. La tierruca despliega belleza virgen, con sus olas indómitas, con olor a salitre, salpicando la arena y su verde prado, verde mar –con permiso de Matilde Camus–, en contraste con el azul infinito del cielo. 

La tercera comunidad autónoma más pequeña es uno de los mejores destinos europeos para disfrutar de la naturaleza y aparcar el sedentarismo. Una visita obligada es el Parque Nacional de los Picos de Europa, que cuenta con una enorme riqueza biológica y paisajística. De hecho, constituye el hábitat protegido de más de 1.750 especies y subespecies de flora, que conviven con una variada fauna que incluye especies amenazadas.

Otra escapada recomendable es adentrarse en el Espacio Natural Protegido de Las Secuoyas del Monte Cabezón, entre Cabezón de la Sal y Comillas, declarado Monumento Natural, y donde se puede realizar una ruta circular de dos kilómetros en familia bajo un exuberante bosque. Esta región es de una riqueza medioambiental que sorprende y enamora a primera vista. Estos son algunos de sus tesoros:

Parque Natural de las Dunas de Liencres y Costa Quebrada. 1.700 hectáreas repartidas entre los municipios de Piélagos, Miengo y Santa Cruz de Bezana, donde te enamorarás de sus calas, escondidas entre bosques de pino y dunas. 

Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel. Una extensión de 6.500 hectáreas, entre Ampuero, Argoños, Arnuero, Bárcena de Cicero, Colindres, Escalante, Laredo, Limpias, Noja, Santoña y Voto. Dispone del conjunto de humedales más importante del norte de España en lo que a aves acuáticas se refiere, llegando a tener referencia de hasta 130 especies distintas, lo que lo convierte en el lugar perfecto para hacer birdwatching.

Parque Natural de Oyambre. Espacio protegido que ocupa 57 kilómetros cuadrados y discurre entre Comillas y San Vicente de la Barquera, con acantilados, playas, rías y marismas arenosas de gran belleza, que cuentan con gran riqueza ornitológica. Las playas de Oyambre y Merón deslumbran por su naturaleza salvaje. 

Parque Natural de los Collados del Asón. Ubicado en Soba, dentro de lo que fue el amplio conjunto glaciado de la montaña oriental de Cantabria. El relieve de este macizo, que alcanza una altitud de 1.581 metros, es espectacular por la erosión provocada por el hielo.

Parque Natural del Saja-Besaya. Situado en la zona central de la región, con un total de 245 kilómetros cuadrados, ofrece uno de los mejores bosques para realizar excursiones y travesías de media dificultad. Aquí se encuentra el conjunto histórico-artístico de Bárcena Mayor, una de las mejores representaciones de la arquitectura popular montañesa. Refugio de ciervos, corzos, jabalíes, lobos, rebecos, rapaces y algún oso pardo.

En armonía con la naturaleza

Santander está más bonita que nunca. No solo es uno de los ocho municipios de la Costa Quebrada, sino también Capital Natural, un proyecto abanderado por el Ayuntamiento y financiado a través de Fundación Biodiversidad con fondos PRTR y Next Generation EU.

“Estamos a la vanguardia en la integración de la naturaleza en el entorno urbano, con importantes actuaciones previstas, como la renaturalización de la avenida del Doctor Madrazo en Valdenoja para transformarlo en un eje verde, frondoso, permeable y disponible para el disfrute los vecinos de la comunidad”, declaran desde el Consistorio.

“Disponemos de  multitud de parques y jardines, que favorecen el bienestar de la ciudadanía y de los visitantes. Y prevemos la plantación de 25.000 árboles autóctonos para alcanzar así el objetivo marcado por la OMS para respirar un aire limpio”, indican.

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La bahía de Santander alberga la única colonia de charrán común del Cantábrico. FOTO: Carlos Sainz-Bahía de Santander Ecoturismo

Otra de las iniciativas es la integración de la naturaleza en varias escuelas y la conservación e incremento de la biodiversidad en las zonas verdes de la ciudad. Además, hay que sumar la habilitación de refugios para aves, insectos, y anfibios, con la colaboración de SEO/BirdLife, Asociación Amica, la Universidad de Cantabria y la Fundación para la Investigación del Clima. “También se contempla la creación de praderas floridas para polinizadores y la reducción de la frecuencia de siegas”.

Hábitat especialmente protegido

La bahía de Santander goza de ambientes litorales con gran valor ecológico, pues alberga más de 7.000 aves invernantes, entre las que destaca el cormorán moñudo, poco habitual por estos lares, y el águila pescadora, especie amenazada que encuentra aquí el único lugar de todo el norte de España donde pueden reproducirse.

“Esto ha sido posible gracias a un programa de recuperación, a cuya conservación puede contribuir cualquier ciudadano o viajero participando en diversas rutas de ecoturismo en barco”, señalan desde Cantur, la sociedad regional de promoción turística.

El espacio protegido Red Natura 2000 ZEC Dunas del Puntal y Estuario del Miera es otra zona privilegiada para la observación de aves todo el año, gracias a la labor del colectivo de voluntarios de Osprey Centre, que cuidan del ecosistema habilitando posaderos y plataformas nido.   

Un lugar único en el mundo

Recientemente, Cantabria ha sumado un nuevo hito a su patrimonio natural: la inclusión, en abril 2025, de la Costa Quebrada en la Red Mundial de Geoparques de la UNESCO. Este logro coloca a la comunidad en el mapa internacional de los destinos que albergan un gran patrimonio natural y cultural.

Esta es una zona privilegiada, que alberga algunas de las manifestaciones más relevantes y conocidas de la prehistoria europea, como las cuevas Patrimonio Mundial por la UNESCO de Altamira (enormemente rica en muestras de arte paleolítico, ahora cerrada al público, pero con una réplica que puede visitarse) y El Pendo (cavidad de dimensiones monumentales, con un importante yacimiento arqueológico y valiosas pinturas rupestres).

Este espacio natural de extraordinaria belleza se extiende a lo largo de 345 kilómetros cuadrados –270 terrestres y 75 marítimos– y abarca ocho municipios:  Santander, Santa Cruz de Bezana, Piélagos, Miengo, Suances, Santillana del Mar, Polanco y Camargo

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Uno de los paisajes salvajes por los que atraviesa la Costa Quebrada. FOTO: Adobe Stock

Un territorio de enorme valor geológico, que promueve la conservación del medio ambiente, el desarrollo sostenible y la educación, fomentando la implicación activa de las poblaciones locales, que juegan un papel clave en la gestión y promoción.

Sorprenden al visitante sus sobrecogedores paisajes, entre los que destacan profundos acantilados, calas recónditas, dunas, cuevas, islotes, ecosistemas marinos y multitud de áreas protegidas. Una diversidad geológica formada poco a poco durante millones de años y que ha conformado uno de los enclaves más increíbles del mundo.

Las mejores rutas para perderse por Cantabria

1

Santander: Norte Litoral y Costa Quebrada. Lejos del bullicio de la ciudad, el Norte Litoral de Santander, desde la península de la Magdalena hasta el islote de Virgen del Mar, es ideal para recorrerlo a pie, en bici o en barco, con la familia, solos o con las mascotas. Existen varias travesías con tramos urbanos y rurales. Además, se pueden contratar a la llegada los servicios de un guía experto en geoturismo y ecoturismo. 

2

Desde el Sardinero por la Senda de Mataleñas y Cabo Mayor. Recorrido a pie a través de un paseo de fácil acceso, por el que se atraviesa el parque de Mataleñas y la playa de Molinucos hasta llegar al impresionante arenal de Mataleñas, pasando por los cabos Menor y Mayor hasta alcanzar el faro de Cabo Mayor, donde visitar su interesante Centro de Arte.

3

Contemplar los islotes de Portios, Conejera y Mouro. Este enclave marino, que rodea tres islotes cercanos a la costa de apenas 15 km, es ideal para el avistamiento de aves. Tiene especial relevancia por la reproducción del paíño europeo, cuyas colonias más relevantes se encuentran en Conejera-Pasiega, una de las islas más grandes de Cantabria, el islote de Portios, muy cerca de la costa de Suances, y la isla de Mouro. 

4

El asombro de las dunas del Puntal y estuario de Miera. Este sitio es casi de ciencia-ficción. En la desembocadura del río Miera se localizan las islas de Santa Marina. Un entorno declarado Zona de Especial Conservación (ZEC), que forma parte de la Red Natura 2000. Llama la atención, especialmente, el conjunto protegido de dunas de más de cuatro kilómetros de extensión que unen Loredo con Punta Rabiosa. Un espacio que evoluciona a diario por la cambiante sedimentación proveniente del dinamismo marino. Y donde viven ejemplares de lagarto verdinegro, salmón atlántico, diversas especies de murciélagos y gran variedad de aves.