
Ni Sepúlveda ni Medina del Campo, el pueblo más bonito de Castilla y León está en Ávila y es una joya medieval
Situado en el Valle del Corneja, Bonilla de la Sierra es solo uno de los pueblos más encantadores de España, aunque muy pocos lo conozcan.
Con 163 habitantes, Bonilla de la Sierra no suele ser el centro de grandes atenciones. Es pequeño, encantador y profundamente castellano. Y sí, esa podría ser la descripción de Pedraza o Sepúlveda, pero hablamos de una joya aún más oculta bajo el paso de los años y el peso del tiempo.
Se encuentra en la comarca de El Barco de Ávila - Piedrahíta, a 50 minutos en coche de la capital de provincia. En esta zona, famosa por sus deliciosas judías blancas, por la belleza de la Sierra de Gredos y por su patrimonio histórico y cultural, es normal dar con rincones tan encantadores como esta localidad, que forma parte de la lista de Los Pueblos Más Bonitos de España.
Así es el pueblo más bonito de Castilla y León
Pese a su carácter discreto, Bonilla de la Sierra nunca ha pasado del todo desapercibido, pues hay pruebas de que ya los homínidos del Neolítico cruzaron sus campos y se refugiaron en sus cuevas. Así lo demuestran los altares rupestres de Navalterrero, que datan de un periodo de tiempo comprendido entre el año 5000 y el año 1000 antes de Cristo.
Si bien no hace tanto que se descubrieron, ya desde antes era fácil intuir la antigüedad del lugar. Este es un pueblo de esos que tienen un aire vetusto, como de tesoro antiquísimo y semioculto. Al caminar por sus calles estrechas, uno tiene la sensación de que cada adoquín y cada piedra esconde un secreto que espera a ser descubierto.

Basta con rebuscar un poco para hallar aquí vestigios del paso de la civilización romana por la localidad. Y aún más evidente es su esencia medieval, pues fue con su adhesión al Obispado de Ávila, en el siglo XIII, que empezó a ganar importancia. De hecho, se la llegó a conocer como bonna villa, pues sirvió como residencia episcopal durante el verano y como residencia de Juan II, rey de Castilla, en el siglo XIV.
De aquellos años aún sobreviven algunos restos de la antigua muralla, que no ceja en sus intentos de proteger el casco histórico, y el castillo-palacio al que el ya mencionado monarca vino a refugiarse ante el asedio de la Corona de León. Aunque solo se puede visitar los lunes entre las 9:30 y las 10:30, merece la pena entrar para admirar los resquicios de su grandeza y, por supuesto, las pinturas al fresco que oculta en su interior y que datan del siglo XV.
Qué ver en Bonilla de la Sierra
No pienses que los atractivos de Bonilla de la Sierra terminan una vez visitamos su histórica fortaleza. Incluso en un pueblo tan pequeño como este, las muestras de arquitectura medieval nos salen al paso en cada esquina: desde la Plaza Mayor hasta la imponente colegiata de San Martín.

Lo mejor es que explores el pueblo más bonito de Castilla y León sin guía ni mapa, y que te dejes llevar por los callejones sin un rumbo fijo. Quizás de esta manera te topes de pronto con la Puerta de Piedrahita, la única que se mantiene en pie de la gigantesca muralla defensora.
O tal vez te encuentres con el majestuoso Pozo de Santa Bárbara, que antaño servía para llevar agua a todo el pueblo y que aún a día de hoy se mantiene entero, oculto tras la puerta de hierro que custodia la bajada a las profundidades. En el fondo, el agua adquiere un tono turquesa digno de un cuento de sirenas.
Al final, todos los caminos van a dar de nuevo a la Plaza Mayor, en torno a la que gira la vida social del pueblo, y donde se encuentra la iglesia y, también, el único bar del pueblo. ¿Se te ocurre mejor forma de terminar tu viaje que tomando un aperitivo con vistas a la plaza?