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Por qué este pueblo, que está muy cerca de Madrid, es uno de los más bonitos de España
Sepúlveda es un encantador pueblo de Segovia que, con su casco histórico medieval y sus espectaculares vistas del río Duratón, ha conseguido situarse entre los diez pueblos más bonitos de España.
Ni Cinque Terre ni el sur de Francia, si hablamos de pequeñas poblaciones con encanto, España se lleva la palma. Y es que no es necesario salir del país para visitar los destinos más cautivadores: tenemos muy cerca pueblos de colores que quitan la respiración y villas del libro únicas en el mundo. Muy cerca de Madrid, en Castilla y León, podemos encontrar más de un centenar de lugares hasta los que merece la pena viajar. Porque, además de ser la región con más bienes Patrimonio de la Humanidad del mundo, también puede presumir de que Sepúlveda sea uno de los pueblos más bonitos de España.
Apenas mil vecinos disfrutan a diario de este enclave, declarado conjunto histórico-artístico y reconocido como uno de los lugares con más encanto del país. Sin embargo, su casco histórico medieval y sus impresionantes vistas del Parque Natural Hoces del Río Duratón hacen que cada vez más visitantes la consideren la escapada perfecta para el otoño, debido a su innegable belleza y a su cercanía con Madrid, a menos de hora y media en coche.
Por qué Sepúlveda es uno de los pueblos más bonitos de España
Sepúlveda es uno de esos lugares especiales en los que la belleza tiene un propósito: dar cuenta de la historia de una villa que plantó cara frente a la invasión musulmana durante la Reconquista, pero cuyo origen se remonta a muchos siglos atrás. De hecho, ya estaba habitada durante la Segunda Edad del Hierro, allá por el siglo V a.C.
Romanos y visigodos también pasaron por este municipio. Hoy día, aún es posible seguir sus huellas si se camina entre los restos del yacimiento arqueológico de Los Mercados, o por lo poco que queda de la antigua Necrópolis Visigoda de Duratón.
Pero no es necesario irse tan lejos para admirar la belleza de Sepúlveda. En pleno centro, en la Plaza de España, se alza imponente el Castillo de Fernán González, del que solo quedan los restos de las torres. Muy cerca se encuentra el Arco del Ecce Homo. Al pasar por debajo, sin duda te sentirás partícipe de una época que no es la tuya. La antigua puerta de entrada a la ciudad ha resistido al paso del tiempo y sobrevive casi intacta como un recuerdo aislado de la muralla medieval.
Pero no importa por dónde camines, en el pueblo más bonito de España siempre te quedará un pedazo de historia por descubrir. Por eso, si te alejas un poco te darás de bruces con los Arcos de la Judería, que delimitan el antiguo barrio judío. Muy cerca, en la Plaza del Trigo, podrás disfrutar de unas de las mejores vistas del pueblo, que sin duda se quedará grabada a fuego en tu mente.
Qué ver en Sepúlveda
Tan bonitos como el casco histórico son los alrededores del pueblo. Allí puedes recorrer la Ruta de las Siete Puertas y, algo más lejos, disfrutar del paisaje espectacular que te regalará el Mirador Virgen de la Peña. Justo al lado se encuentra la Cueva de la Virgen de la Peña, que oculta un busto de la virgen con el niño entre estrechas paredes de roca.
Pero, sin duda, la mejor forma de poner cierre a una visita a Sepúlveda es embarcarse en una ruta por las Hoces del Río Duratón. No importa el sendero que elijas, el tiempo que dediques ni la dificultad de la ruta, te quedarás boquiabierto al ver el majestuoso cauce del río serpentear entre rocas y árboles, como una herida de color azul intenso que sangra sobre el paisaje de Castilla.
TURIUM TIPS
Repón fuerzas con una comida en uno de los mejores restaurantes de Sepúlveda: el Asador El Panadero, donde podrás probar un auténtico cordero asado segoviano.
Los más aventureros pueden hacer un recorrido en piragua por las Hoces del Río Duratón, tanto por libre como en visitas guiadas.
Si decides pasar la noche en uno de los pueblos más bonitos de España te recomendamos alojarte en la Posada de San Millán, un precioso alojamiento con vistas desde donde podrás disfrutar de un rato de tranquilidad.
