Los hoteles que te harán soñar con el paraíso tienen villas sobre el agua, son sostenibles y ensalzan lo local
Resort Bawe Island, en Zanzíbar. FOTO : D.R.

Los hoteles que te harán soñar con el paraíso tienen villas sobre el agua, son sostenibles y ensalzan lo local

Maldivas y Zanzíbar son dos paraísos aquí en la tierra, aunque en medio del mar. Un arrecife de coral, una isla con forma de mariposa, villas saliendo de las aguas o un dhow para navegar. En estos hoteles se busca la belleza sin procesar.

Ángeles Castillo | Junio 2, 2025

Maldivas y Zanzíbar, uno en Asia, otro en África, están entre los paraísos lejanos, primitivamente exóticos, que nos enseñó a amar Gauguin. El pintor que buscó siempre capturar el alma de la naturaleza en un claro regreso a la pureza emocional. Aunque él lo hiciera en otros rincones privilegiados de la geografía universal, como Tahití, Martinica o las Marquesas.

En Maldivas, que se desparrama por el océano Índico en 26 atolones con forma de anillos, compuestos a su vez de más de mil islas entre arrecifes de coral, es difícil no sentirse en un edén. Más con sus aguas cristalinas y sus playas de arena blanca en un paisaje sin montañas que es todo horizontal. Estamos en el país más plano del mundo, con una altitud máxima de tan solo 2,4 metros sobre el nivel del mar, que corresponde a la isla Villingili, en el atolón Addu. Lo hallamos al sudoeste de India y Sri Lanka.

Y otro tanto le pasa, salvando las distancias, a Zanzíbar, el archipiélago de Tanzania que salpica la costa de África Oriental y lo forman, entre otras, Unguja y Pemba, conocidas como Islas de las Especias, por la pimienta, la nuez moscada y la canela. El exotismo por estas latitudes es mayúsculo. A sus playas, que se cuentan entre las más bonitas del mundo, y unos atardeceres de alucinar, francamente, se suma su carácter multicultural. Llegados a este punto, se conjuga lo africano con lo persa, lo árabe y lo portugués.

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Resort Gold Zanzibar. FOTO: D.R.

Turismo que apuesta por un impacto positivo y sostenible

Un lujo, el de lo inexplorado, que se puede vivir a las mil maravillas en una cadena hotelera en búsqueda permanente de la belleza natural y la conservación del entorno, The Cocoon Collection. Lo de aventura exclusiva es literal. La filosofía de sus propietarios, la familia Azzola, consiste en reconectar al ser humano con la tierra y con las diferentes culturas que la habitan, asegurándose, subrayan, “de que el turismo tenga un impacto positivo y sostenible”.

De ahí que crearan la Sofia Luna Azzola Foundation en Zanzíbar, con el objetivo de mejorar la vida de las comunidades locales que les acogieron en su territorio, hasta el punto de haber construido ya tres escuelas y mantenerlas. Algo que en Maldivas hacen a través de la Cocoon Foundation, implicada igualmente en programas educativos, asistencia sanitaria y promoción de la cultura. Lo llaman también lujo con propósito.

Las ubicaciones, desde luego, son únicas. El diseño presume de contemporáneo. El servicio, de personalizado y atento pero sin rigideces, primando el relax. Y la cocina se ha bautizado como de autor, con productos frescos y locales interpretados con creatividad por chefs de renombre, así que gourmet al cuadrado. Existe la posibilidad incluso de recibir clases entre fogones, que nunca está de más. El snorkel y el buceo en algunos de los arrecifes de coral más espectaculares del planeta son obligados.

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Restaurante H2O, en el hotel You & Me (Maldivas). FOTO: D.R.

Maldivas y Zanzíbar, paraísos en la tierra rodeados de mar

No podía ser de otra manera viendo el Cocoon Maldivas, en la impresionante isla cristalina de Ookolhufinolhu, en el atolón Lhaviyani, un prodigio de la hostelería. Son 60 villas y suites sobre el agua, más 90 villas y suites en la playa, tres restaurantes, dos bares y un spa en medio de una apabullante inmensidad en azul. Igual de idílico es todo en el You & Me, un solo para adultos en el atolón Raa, que aún sorprende más con su restaurante submarino, y no digamos en el Joy Island, este en el atolón de Malé, en una isla con forma de mariposa. Las cenas en la intimidad junto al mar están servidas.

En Zanzíbar, estos placeres, por fortuna, se repiten. Con excursiones en dhow, la embarcación tradicional, a eso del atardecer, los safaris marinos para avistar delfines y tortugas, los rituales ancestrales en el spa o el yoga frente al océano. The Island Pongwe, un only adults con apenas seis exquisitas villas, está en el este de Zanzíbar, en la tranquila bahía de Pongwe, entre el verde de su frondoso jardín y el azul del Índico, lo cual es ya apoteósico.

Se enorgullece, para colmo, de no usar plástico, de contar con un sistema de reciclaje de agua y de que todas las experiencias personalizadas que ofrece están centradas en la conexión con la naturaleza y la realidad local, aunque parezca un sueño.

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Acceso a la playa en el resort Cocoon Maldivas. FOTO: D.R.

El lujo de lo inexplorado, belleza natural y privacidad máxima

El Gold Zanzibar, por su parte, se alza en la playa de Kendwa, al norte de la gran isla, con sus 64 habitaciones y suites. Además de sus ocho villas con piscina y servicio de mayordomo privado; sus respectivos restaurantes, donde probar el pescado fresco y los ingredientes zanzibaríes; el spa y el gimnasio, que no pueden faltar. En efecto, el Gold es una joya, puestas de sol increíbles incluidas.

En cuanto al proverbial Bawe Island, se ubica en la pequeña Bawe, a solo 15 minutos en lancha rápida desde Stone Town, la capital. Esta isla de más de 30 hectáreas alberga 70 exclusivas villas en medio de un entorno salvaje que es pura exuberancia. Las piscinas privadas, el servicio de mayordomo, cuatro restaurantes para zambullirse en una gastronomía en esencia mestiza y toda la privacidad del mundo son un hecho. Ya decíamos que el paraíso era esto.