
Esta ciudad de Andalucía, colgada sobre un acantilado, tiene las vistas más impresionantes de España
Ronda es una ciudad andaluza con unas vistas que quitan la respiración, pues se encuentra situada a 700 metros de altura sobre una pared rocosa.
Tras las montañas de Sierra Morena se extiende Andalucía, una región repleta de castillos medievales, paisajes espectaculares y monumentos Patrimonio de la Humanidad. Ocultas detrás de altas cordilleras y bañadas por el sol que acaricia sus campos, las maravillas de esta comunidad autónoma son incontables e increíbles. Desde villas romanas casi intactas hasta ciudades colgadas de acantilados, como Ronda, una ciudad que puede presumir de tener las mejores vistas de España.
Todo lo que tienes que saber antes de visitar Ronda
La situación estratégica de Ronda, en lo alto de la Serranía de Ronda, la ha llevado a estar poblada desde la época del Paleolítico. Prueba de ello son las paredes de la Cueva de la Pileta, situada muy cerca de la localidad y cubierta de pinturas rupestres que representan ciervos, toros, bisontes y todo tipo de animales.
No obstante, se cree que fueron los fenicios quienes sentaron las bases de esta localidad a la que llamaron Arunda en el siglo VI a.C. y que fue conquistada por los romanos en el siglo III a.C. Gracias al castillo de la época romana, Ronda comenzó a crecer. Poco a poco se fue convirtiendo en un enclave estratégico para los pueblos que se asentaban en estas tierras, puesto que favorecía la vigilancia de las tropas enemigas.

Además de fenicios y romanos, por aquí pasaron visigodos, musulmanes y cristianos. En el siglo XV, en plena Reconquista, la toma de Ronda por Fernando el Católico supuso una de las victorias más importantes para las fuerzas españolas. A partir de este momento, la ciudad viviría una época de esplendor que duró más de tres siglos y que supuso la expansión por los alrededores.
Siglos y siglos de historia se condensan en las empinadas calles de la localidad, que deslumbra con construcciones de todo tipo. Su pasado está presente en cada rincón, desde la Puerta de Almocábar, que franqueaba la entrada a la ciudad en época musulmana, hasta las Ruinas de Acinipo, que dan fe del dominio romano sobre las cuencas del Guadalhorce y del Guadalete. A día de hoy, todo en Ronda habla de un pasado grandioso, que hace pensar que su ubicación en lo alto de Andalucía no puede ser más acertada.
Qué ver en Ronda
No hay mejor sitio para admirar la riqueza paisajística de España que Ronda. Su impresionante belleza, que conquistó a personalidades como Ernest Hemingway y Orson Welles, se derrama por las paredes empinadas del Tajo de Ronda y llega hasta la Sierra de las Nieves.
Durante el invierno, los sistemas montañosos de alrededor se cubren de nieve, creando a su alrededor un paisaje digno de un pueblo suizo. En verano, el sol se vuelca sobre la garganta de piedra que sostiene a Ronda en lo alto. La luz ilumina a su capricho el Puente Nuevo, que fue el puente más alto del mundo hasta principios del siglo XIX, y que, con más de 100 metros de alto, cruza sobre riachuelos azules y preciosos paisajes verdes.

Igual de bonitas son las vistas desde la Plaza de María Auxiliadora, o Plaza del Campillo, que se asoma, como un balcón al precipicio, desde lo más alto de la ciudad. La serranía se extiende en todo su esplendor ante la plaza, creando un paisaje de ocres y verdes que forma parte de Ronda tanto como cualquiera de sus monumentos más emblemáticos.
Muy cerca se encuentra el Palacio de Mondragón, donde residió primero Abd al-Malik, quinto Califa Omeya, y los Reyes Católicos después. Tras su fachada de piedra, remodelada a principios del siglo XVI, se oculta hoy el Museo Municipal de Ronda: una parada indispensable para todo aquel que quiera conocer más sobre la historia de la ciudad.
En el centro histórico de la ciudad, las calles empedradas nos llevan hasta lugares tan emblemáticos como la Iglesia de Santa María la Mayor, donde los elementos propios de un templo católico se entremezclan con el mihrab de la mezquita que ocupó su lugar en la antigüedad. La mezcla de estilos no termina ahí: debido a que su construcción se demoró desde el siglo XV hasta el XVIII, la iglesia cuenta con una parte gótica, con arcos apuntados y pilares fasciculados, y parte renacentista. Sin duda, se trata de una construcción única que merece la pena contemplar desde fuera y visitar por dentro, donde los retablos, los murales y los altares cubren cada rincón de las paredes.
Todo en Ronda recuerda que la ciudad que podemos visitar hoy en día es resultado de una apasionante mezcla de culturas. La Puerta de Almocábar, de origen árabe, fue modificada por bajo el mandato de Carlos V. En las altas torres semicirculares y los grandes arcos que antaño cerraban la entrada a la ciudad, se pueden ver detalles de la época renacentista, como el escudo de este rey cristiano. Al cruzarla, uno tiene la sensación de estar sumergiéndose en otra época, vibrante y llena de vida.
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