Costa Amalfitana, cerca de Positano. Foto: Getty Images

Si te gusta conducir, estas son las tres carreteras europeas de culto con curvas perfectas y paisajes increíbles

Para aquellos que sienten una conexión especial con la carretera, que cada curva les hace sentir sensaciones únicas, encontrar aquellas que requieren una peregrinación no tiene precio.

Álvaro Hermida | 31 Mar 2024

Surfistas, buceadores, foodies, esquiadores… las aficiones marcan las vacaciones de la población española. A fin de cuentas, la mosca va a la miel, es un instinto. El ser humano dedica tiempo a lo que le hace feliz, pero, a veces, es el camino el que llena de verdad, no el destino. 

Este es el caso de los amantes de la conducción, los petrolheads (cabezas de gasolina) como dirían los angloparlantes. Son aquellos que hacen una virtud de algo que muchos detestan: los kilómetros. Para ellos, una buena curva es un trazo en un lienzo que está todavía por pintar. Les cuenta historias y les emociona de formas difíciles de conseguir por otros medios. 

En este sentido, Europa, con sus carreteras centenarias que recorren cordilleras, riberas, costas, acantilados, desiertos y playas, es uno de los destinos favoritos de aquellos que sienten una conexión especial con el asfalto. Por ello, aquí, os vamos a hablar de las carreteras que han generado culto a lo largo de los años. 

Los Alpes italianos: ¿dónde está el Paso Stelvio?

A los forofos del ciclismo les sonará, como mínimo, la primera carretera de la lista: el paso Stelvio. Esto se debe a que es puerto habitual del Giro de Italia. Se trata de la segunda carretera pavimentada más alta de los Alpes orientales. Esto provoca que la subida (o bajada) sea una experiencia difícilmente comparable con otras carreteras del mundo. Los Alpes tienen cosas maravillosas, desde esta carretera a los amaneceres en Salzburgo.

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Paso Stelvio. Foto: Getty Images

Las curvas, en ocasiones de más de 180º, son un reto para los conductores y motoristas (y ciclistas, claro), capaces de exprimir hasta la última gota de adrenalina que tengas. 

La carretera, construida en los años 20 del siglo XIX por el Imperio Austríaco, tiene una gran ventaja con respecto a los otros contendientes a “mejor carretera de Europa”: desde la cima del Passo dello Stelvio se pueden ver, sin obstrucción alguna, las 48 curvas (tan pronunciadas que son horquillas) que forman la totalidad de la carretera, a las que hay que añadir una visión inigualable de los Alpes. 

Mediterráneo: ¿cuántos kilómetros de carretera en la Costa Amalfitana?

Al pensar en carreteras costeras europeas, tal vez lo que se viene a la mente sea un coche clásico en la carretera que une Niza (y su aeropuerto) con Montecarlo, pero si tomas la decisión de quedarte con ese trayecto te arrepentirás. 

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Coche en la Costa Amalfitana. Foto: Getty Images

El cine y la cultura popular en general son de gran utilidad a la hora de anunciar y popularizar ciertos destinos, pero en ocasiones (como esta) crean una imagen distorsionada y exagerada de la realidad. La Côte d'Azur es un gran lugar, pero su masificación implica que, en los días que hace bueno, disfrutarás de un atasco con grandes vistas, lo que te obligará a tomar en su lugar la A-8, una desalmada autovía. 

Por suerte, la clave de esto (como de tantas otras cosas) se encuentra en Italia, en la región de la Campania, cuya capital es Nápoles. Al sur de la ciudad, pasado el Vesubio, se encuentra la Costa Amalfitana, que se encuentra justo al sur de la ciudad más auténtica de toda Italia: Nápoles. Ahí, entre San Pietro y Salerno, descubrirás 50 kilómetros maná celestial automovilístico, una obra de arte en lo alto de un acantilado que domina el Tirreno, hecha a base de asfalto y quitamiedos. 

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Costa Amalfitana, cerca de Positano. Foto: Getty Images

Cierto es que este plan es el más relajado de los que ofrecemos aquí. No son las curvas las que hacen grande la carretera, sino todo lo contrario: la carretera (o más bien el lugar por el que fluye) hacen que cada metro de asfalto sea mejor que el anterior.

Transfăgărășan: la carretera más bonita del mundo

En pleno centro de Rumanía, a menos de 200 km de Bucarest, se encuentra la segunda zona más alta de los Cárpatos. Esa cordillera esconde en su cima un tesoro que parece diseñado por los grandes pilotos de Fórmula 1 de todos los tiempos. Cada curva, peralte, horquilla o chicane parece sacada de alguno de los grandes circuitos del mundo. Se trata de la carretera Transfăgărășan

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Transfăgărășan, en Rumanía. Foto: Getty Images

A menudo se la menciona como la “carretera más bonita del mundo” y, gracias a su aparición en medios especializados, se ha convertido en lugar de peregrinación de todo fanático de la velocidad. 

Su historia, por desgracia, nace con la idea de un hombre cuyo legado deja mucho que desear: Nicolae Ceaușescu, exdictador de la República Socialista de Rumanía. A causa de la invasión de Checoslovaquia por parte de la Unión Soviética y los regímenes comunistas de Polonia, Hungría y Bulgaria, Ceaușescu ordenó la construcción de esta vía como paso estratégico para poder mover tropas rápidamente al norte del país. Su construcción fue chapucera cuanto menos, cobrándose la vida de 40 soldados según datos oficiales (aunque otras fuentes sitúan esta cifra en la centena). 

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Vísta aerea del Transfăgărășan. Foto: Getty Images

A pesar de eso, el resultado es una carretera excepcional que se ha convertido en uno de los principales atractivos turísticos de Rumanía. Eso sí, aviso a navegantes (o conductores en este caso): si vas, ojo con la época del año, dado que se trata de una cumbre situada a 2.042 metros de altura sobre el nivel del mar, en una zona característicamente fría y en la que la niebla suele ser una invitada recurrente. El verano es la época del año ideal para este viaje, al igual que la primavera es el momento perfecto para visitar una villa en la Toscana

Las mejores carreteras de España

Los roadtrips que supongan semanas recorriendo Europa suenan bien. El problema es que los fanáticos de la carretera saben que más que una afición, lo que tienen es una adicción. Un viaje al año, o dos, no solucionan nada, necesitan su gasolina aquí y ahora. Es por ello que no pueden quedarse sin mención ciertas rutas de España. Es imposible contentar a todo el mundo, porque cada Comunidad Autónoma, cada provincia, cada pueblo, tiene una carretera de la que están orgullosos (bueno, vale, puede que no sea el caso de Melilla, pero sí del resto). 

Por ejemplo, es necesario hablar de los picos de Europa, utilizando al máximo la carretera que une Portilla de la Reina y Ribota, la LE-2703; o la MA-2141 y sus horquillas perfectas que hacen pleno uso de la Tramontana; o la A-348, para atravesar Sierra Nevada de camino entre Granada y Almería o la M-611 entre Miraflores de la Sierra y Rascafría, en pleno puerto de la Morcuera, en Madrid. 

Un buen conductor es un sabueso, capaz de olfatear cualquier carretera que merezca la pena, y lo mejor es que siempre le quedan muchas que descubrir.